¿Puede volver a quedarse fuera Italia del Mundial 2026?

¿Estará Italia en el Mundial 2026? Es la gran pregunta actual en el fútbol de selecciones. La ‘Azzurra’ vuelve a estar en el alambre y aquí analizo por qué puede repetir un fiasco que ya sería triplemente histórico.

Aficionados en un estadio de fútbol preocupados porque no esté Italia en el Mundial 2026.

La ‘Azzurra’ ha perdido su antigua posición de poder dentro del fútbol internacional.

Un sorteo que revive los fantasmas recientes

La repesca emparejó a Italia con Irlanda del Norte a partido único en casa el próximo 26 de marzo. Si gana, visitará cinco días más tarde al vencedor del Gales – Bosnia por el billete definitivo. Un partido que podría llevar a Italia al Mundial 2026 doce años después de su última clasificación o hacer aún más hondo su trauma.

El formato de repesca europeo para esta Copa del Mundo de la FIFA 2026 reúne a 16 selecciones en cuatro rutas sin margen de error. En 180 minutos y dos partidos a vida o muerte se decide todo. Y hay, en mi opinión, un aspecto que minimiza el gap de calidad que hay entre Italia y el resto.

Mientras a Irlanda del Norte y a Gales o Bosnia les moverá la ilusión de llevar a su país a una Copa del Mundo y estarán totalmente motivados por ese motor anímico, el combinado de Gennaro Gattuso tendrá que lidiar con una presión inabarcable por lo que supondría dejar fuera a Italia del Mundial por tercera vez consecutiva.

Dos repescas, dos golpes totalmente históricos

En 2017, el Suecia – Italia acabó 1-0 en el global y San Siro, La Scala del fútbol, quedó totalmente silenciado. Y no era para menos, era la primera ausencia de la ‘Azzurra’ en una cita mundialista desde 1958. Un primer trauma, un aviso si no ignorado, sí mal abordado y ante el cual, paradójicamente, tampoco ayudó el inesperado triunfo en la Eurocopa en 2021.

La transición entre una generación con grandes nombres a nivel defensivo, que aún conservaban el orgullo como herederos directos de la Italia del Mundial 2006, a otra carente de grandes talentos en todas las líneas del equipo sumado al recuerdo de lo sucedido cuatro años atrás supuso un cóctel explosivo.

En 2022, en Palermo, se repitió el mazazo: 0-1 ante Macedonia del Norte en el descuento de la primera eliminatoria, ya con el formato actual de competición. Desde entonces, contar con Italia en la Copa del Mundo suena más a nostalgia que a una certeza que hace unos cuantos años no tenía discusión.

Un Mundial de 48 equipos para hurgar en la herida

Sendas derrotas por 3-0 y 1-4 contra Noruega y mostrándose incapaz de liderar su grupo, así ha sido la actuación de Italia en las eliminatorias del Mundial 2026. Un examen plagado de nervios que ha vuelto a suspender. Ya lo dijo una voz autorizada como Arrigo Sacchi: “Noruega es mejor que nosotros”. Y esa es, exactamente, la realidad actual.

En este sentido, que logre Italia la clasificación al Mundial 2026 pasa tanto por controlar los ritmos y minimizar las pérdidas, en escenarios de partido que le obligarán a llevar la iniciativa en todo momento, como por controlar y minimizar la propia presión. Cualquier error táctico o cualquier fisura mental puede costarles la presencia en otro Mundial.

Además, con 48 selecciones, no ver a Italia en el Mundial 2026 sería todavía más clamoroso. Más si cabe viendo que estarán selecciones como Cabo Verde, Haití, Uzbekistán o Curaçao; o Austria, Escocia o la propia Noruega por citar europeas de menor caché. Ausentarse mientras estos nombres están presentes haría aún más duro el relato de Italia y el Mundial.

¿Qué versión de Italia veremos en marzo?

De Mancini a Spalletti y ahora con Gattuso, los cambios en el banquillo no han fijado un plan reconocible. La identidad sigue difusa: ¿4-3-3 agresivo o 3-5-2 reactivo? La clasificación de Italia al Mundial 2026 exige convicciones claras.

Si Gattuso impone la presión tras pérdida y laterales profundos, estará más cerca Italia del Mundial 2026 y ganará metros y segundas jugadas. Sin embargo, si carece de automatismos, si no sabe qué hacer cuando tenga la posesión (que será la mayor parte del tiempo), Italia y su clasificación al Mundial 2026 volverán a pender de un hilo.

Desde la hornada campeona de Italia en el Mundial 2006, el flujo de talentos ha ido reduciéndose más y más. Falta desequilibrio ofensivo y talento goleador realmente diferencial. A este respecto, no ver italianos entre los mejores del año, como en el Balón de Oro 2025, a excepción de Gianluigi Donnarumma, es una muestra clara del bajón de nivel.

Para que Italia en el Mundial 2026 sea una realidad, hace falta liderazgo, no chispazos, un plan sostenido durante 90 minutos, no incursiones individualistas. Italia en las eliminatorias al Mundial 2026, en esta última bala de la repesca, deberá recuperar jerarquía en las áreas y ambición por dominar si quiere que su maltrecho talento vuelva a meter miedo a los rivales.

El gran temor: un cuarto de siglo sin Mundial

Ni el eco del Mundial de Italia 90 ni la mística que supondría ver la camiseta de Italia en el Mundial 2026 garantizan nada. El fútbol moderno premia proyectos, estructuras y valentía. Si pretende estar Italia en el Mundial de Norteamérica debe ser consciente de que las cuatro estrellas que brillan sobre el escudo no bastan por sí solas.

Al contrario, Italia en las eliminatorias del Mundial 2026, una vez alcanzada esta fase de vida o muerte que viviremos el próximo mes de marzo, tiene mucho más que perder que ganar a pesar de su claro favoritismo en las casas de apuestas de fútbol.

Si supera la semifinal, le tocará jugarse el todo por el todo fuera de casa, en ambientes hostiles como Gales o Bosnia, donde le cederán la iniciativa y tratarán de hacerle daño a base de contragolpes y juego directo. Por todo ello, si quedase Italia fuera del Mundial 2026, la herida del Calcio se haría definitivamente estructural.

La doble ausencia consecutiva de Italia en el Mundial es algo que ya tuvieron que vivir en color otras campeonas o grandes selecciones en el pasado, como Inglaterra (1974 y 1978), Uruguay (1978 y 1982), Países Bajos (1982 y 1986) o Francia (1990 y 1994). Sin embargo, ninguna de la grandes ha pasado tres Copas del Mundo seguidas sin clasificarse.

El equipo transalpino, ausente desde Brasil 2014, donde para colmo de males cayó en la fase de grupos, se enfrenta al abismo que supone la posibilidad de tener que esperar como mínimo hasta el Mundial de 2030, en caso de no batir a Irlanda del Norte y no vencer la consiguiente final del repechaje.

Un ciclo de pesadilla que superaría el cuarto de siglo. Los tifosi ya están cansados de vivir de las luces del pasado y quedarán directamente acomplejados si nuevamente quedan fuera de la cita futbolística por antonomasia. Un miedo que vuelve a ser real y, a mi juicio, en absoluto descabellado.

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